LA Asociación Argentina de Economía Agraria (AAEA), la Sociedad de Brasileira de Economía, Administração e Sociología Rural (SOBER), la Asociación de Economistas Agrarios de Chile, la Sociedad Uruguaya de Economía Agraria (SUEA), la Asociación Portuguesa de Economía Agraria (APDEA) y la Asociación Española de Economía Agroalimentaria (AEEA), han formado la Red Iberoamericana de Economía Agroalimentaria y de Recursos Naturales. Esta red representa un paso significativo hacia la integración y cooperación regional en un sector clave para el desarrollo sostenible. Al unir fuerzas, las asociaciones de economistas agrarios de Iberoamérica no solo amplían sus horizontes de investigación y política, sino que también establecen un marco para la acción colectiva frente a los desafíos contemporáneos como el cambio climático, la seguridad alimentaria y la gestión equitativa de los recursos naturales. Esta red busca no solo ser un referente de excelencia en la generación y difusión de conocimientos, sino también un motor para el cambio hacia prácticas más sostenibles y justas en el manejo de los sistemas agroalimentarios.
“COMPARTIENDO CONOCIMIENTO, IMPULSANDO DESARROLLO”
La relevancia de esta actividad radica en su capacidad para congregar a expertos de diversas disciplinas y regiones, creando un diálogo transversal que enriquece el entendimiento y las respuestas a los problemas comunes del sector agrario. Para el futuro de las asociaciones regionales, esta red promete ser un catalizador para el fortalecimiento de sus capacidades institucionales, mejorando la toma de decisiones y la implementación de políticas a través de una mayor colaboración y el intercambio de información y recursos. La transversalidad de los participantes, que incluye economistas, sociólogos, administradores y otros profesionales del sector, facilita una aproximación holística y bien informada a los desafíos que enfrenta la agricultura en Iberoamérica. Con el tiempo, se espera que la red no solo contribuya al desarrollo económico, social y ambiental de la región, sino que también inspire y modele la formación de iniciativas similares en otras partes del mundo, reforzando así el papel de la economía agraria en la promoción del desarrollo sostenible a nivel global.